"¡Hola!
Como ya sabes estoy de mudanza, por fin me he ido a vivir con el el que será tu futuro tío,
y de momento no está mal.
El pueblecito está a las afueras, aún no me ha dado tiempo a verlo, pero según dicen es encantador. Y hablando de cosas encantadoras, seguro que a ti te encanta el hijo de Trevor, ¡Es totalmente tu tipo!
Se que me has prohibido eso de buscarte pareja así que intentaré no hacer nada a pesar de que se que estáis hechos el uno para el otro, pero bueno...
Sabes que aparte de familia somos amigas, así que, ¿Porqué no te vienes a pasar una temporada aquí? A mí se me hará más fácil la adaptación y a ti te vendrá bien para desconectar un poco, ¿Qué te parece?
Te llamaré en cuanto tenga linea de teléfono y lo hablamos ¿Vale?
Te quiero!!! xxo"
Y allí me encontraba yo, dos semanas después, saliendo del taxi con un par de maletas (demasiado pequeñas para mi reputación) y empapada debido al diluvio que caía y del que nadie me había avisado.
El "amable" conductor me había dejado a un par de manzanas de la casa de mi tía, así que era mi tarea encontrar la casa, y aquello estaba desierto, genial.
-No sabes cuanto te odio ahora mismo...
-Espero que no me lo digas a mí, no me gustaría que me odiaras.
Me di la vuelta sorprendida, creía que estaba sola.
-No, hablaba sola, creía que esto estaba desierto...
Ya podía tener el pretendiente de mi tía un hijo escultural, que le resultaría bastante difícil superar al empapado chico que tenía delante. Alto, rubio, guapo.. ¿Sería todo el pueblo así? Podía entender porque a mi tía le resultaba encantador.
También me había fijado el lo verde y bonito que era el césped, y lo altos que eran los árboles, ¿Pero a quién le importaba?
-¿Te has perdido?
-Sí...
-No te preocupes, yo te ayudo, ¿A dónde vas?
-A...
Mientras hacía de mis maletas un caos empapado para conseguir sacar un mapa que había imprimido, el chico se acercó a mí de manera bastante provocativa, y aunque acababa de conocerlo, no llego a incomodarme del todo.
-Por cierto, me llamo Hunter.
-Hunter, hola, yo soy...- me hice un lío con las bolsas, me crucé y enrosqué en ellas hasta el punto de resbalarme.
Sinceramente hubiera preferido perder los pantalones en un estadio de fútbol que vivir aquella situación. Por suerte el chico no carecía de reflejos y me pudo coger antes de que acabara hecha una bola de barro en el suelo
-Yo soy...- era muy fácil perderse en esos ojos azules. Lo de la lluvia y el ambiente parecía simplemente una broma pesada del destino- Demi...
-Demi, ¿Estás bien?
-Sí...
-Bien, pues veamos a donde vas... ¡Vaya! Esta calle es la misma que... ¿A quién vienes a visitar?
-A mi tía Claire, acaba de mudarse con su novio Trevor y...
-Oye, tengo que irme, un placer.
Como si de aire se trataba, ya no podía verlo. De nuevo estaba sola y no había avanzado nada. Me sentía en una película de miedo.
-Gracias...
Por suerte, a pesar de mi desconcierto y tras varios resbalones y unos cuantos morados, encontré el lugar. Subí las escaleras y toqué al timbre. Mi tía y Trevor me recibieron con un abrazo a pesar de lo mojada que estaba, me ayudaron a instalarme y me cambié.
-¿Qué tal el viaje?
-No hablemos de eso, a parte del retraso del tren, el taxita malhumorado y la lluvia, a un chico se le ha ido la olla hace un momento...
-Bueno, algunos chicos están un poco chiflados, ya sabes... pero Hunter es un encanto.
-¿Hunter?
-Sí, mi hijo- intervino Trevor. Me temía algo malo, hasta que apareció Hunter, y confirmé mis sospechas.
-Vaya, el pirado de la lluvia..
-¿Ya os conocéis? ¿Hunter es el del mapa?
-El mismo.
-Oye, lo siento, si me das un momento...
-No, no me lo expliques, ya lo he olvidado...
* * *
No lo había olvidado, había pasado la semana más fría de la historia en cuanto a Hunter y yo se refería. Mi tía había intentado acércanos, Trevor también, incluso Hunter intentaba hablar conmigo cada vez que podía, pero yo me hacía la sorda, o la despistada, o la ocupada, con tal de no hablar con él.
Ahora que lo pienso, fue una actitud bastante infantil, pero dado que todo el mundo en esa casa, incluida yo, intentábamos que Hunter y yo acabásemos juntos, me negué en rotundo.
Algo aquella tarde era diferente.
Habíamos salido a ver el pueblo. La verdad es que consiguió impresionarme. El pueblo era mas encantador de lo que parecía; de hecho, ni siquiera parecía estar sacado de la actualidad.
Era como un pequeño pueblo sacado de los años veinte.
Hunter se acercaba por detrás, podía notarlo, y mi tía y Trevor estaban de acuerdo, también podía notarlo. por primera vez aquella tarde, decidí escuchar lo que fuera a decirme.
-Oye...
-Dime- me giré para verle algo nervioso, con las manos metidas en los bolsillos y mirando al cielo, obviamente esperando otra negativa por mi parte.
-Vaya, ya me hablas... quería explicarme...¿Oye, porqué estas tan borde?
-¿Esa es tu gran explicación?
-No, perdona. Es que me molestó que mi padre y Claire tuvieran razón sobre que somos perfectos el uno para el otro.
Me dejó perpleja.
-Por eso...¿Te fuiste sin decir nada?
-Cuando me enteré de que eras tú, no supe como reaccionar. De verdad me gustaste, aún estando mojada, siendo torpe y estando perdida.
-Vaya...¿Gracias? Supongo que yo tengo la mismas razones para haber estado borde contigo..
-¿Eso que significa?
-No me hagas repetirlo.
-Te gusto- su cara cambió, se sacó las manos de los bolsillos y empezó a juguetear conmigo- admitelo.
-En tus sueños... tendrás que obligarme.
-Buena idea...
-¡Chicos!
Mi tía había encontrado un cine clásico como los que se ven en las películas que aún proyectaba, y nos convenció a todos para pasar allí el resto de la tarde. El sitio te hacía pensar que estabas en otra época, pero era maravilloso respirar ese aire de otro tiempo.
Claire se las apañó para mandar a los chicos a hacer el trabajo sucio (coger palomitas y coca-cola) y quedarse a solas conmigo para una ración de cotilleos.
-¿Una peli de amor? ¿En serio?
-Trevor y yo no la necesitamos, pero ¿Qué me dices de vosotros?
-¡Cállate!
-¡Vamos! Os he visto coquetear toda la tarde, ¿En serio vas a decirme que no?- puso esa mirada que usa para sacarle información confidencial a la gente, a estas alturas yo ya era inmune- Solo un empujoncito...
-Déjame o me voy a poner roja
-Tú solo te pones roja cuando... ¡shh! ahí vienen...
Se las ingenió para que no se notara que hacía espacio para Hunter a mi lado, y él solo pudo sonreír cómplice, quizá habían alianzas de las que no sabía su existencia...
-Las luces del cine te sientan genial...
A él también, fue un error girarme para mirarlo, ahora ya no podía apartar mis ojos de él.
-¿Te lo estas pasando bien?
-Mejor que nunca...
Pasó el brazo por mis hombros, se acercó, nuestras miradas conectaron, y lentamente fue posando sus labios sobre los míos. ¿Cómo había sido tan fácil? Solo hacía cinco minutos desde que había decidido dirigirle la palabra y ahora estábamos besándonos. Supuso que tendría que darle la razón al resto y asumir que había sido el destino.
El dulce y cálido destino...
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